El extravío
acaba conduciéndonos
a donde siempre estuvimos.
Para el último tránsito
me visto de Duque Blanco
(he adelgazado tanto).
A veces luchamos en la playa
y el agua, de repente,
nos moja los tobillos.
Sobre los arcos, los ángeles
francotiradores.
Un asco atroz de la Vía Láctea.
Fuimos nuestra destrucción.
Ahora somos nuestros fragmentos.
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