lunes, 16 de enero de 2023

Orlok, al cabo, es un nomuerto

Comienza León Felipe (al que leí mucho, pero mucho, durante la adolescencia y luego, pues, leí muy poco, por algo sería...) su "Ganarás la luz" (es bueno que se vayan acostumbrando a mis paréntesis y mi hipotaxis, soy un escritor barroco incluso cuando escribo haikus) con las siguientes palabras: "Siempre he sido un hombre inoportuno y un español desentonado y anacrónico". Salvo por lo de español, palabra que siempre da un poco de miedo usar, y más en las circunstancias actuales, y más si se pronuncia con varias pes y varias eñes (no parece que hayamos sido capaces de arbitrar un modo en el que españa se pronuncie así, bajito, en minúscula, como en confianza), suscribo lo de inoportuno, desentonado y anacrónico. 

La demostración experimental (no olviden que también soy fisico) es este blog, que aparece cuando ya nos daban por muertos, a los blogs y a los autores de blogs (y con justicia en ambos casos, la verdad sea dicha), y de este modo tan destemplado (otro buen adjetivo) y arrebatado (Orlok, al cabo, es un nomuerto, y tiene estos modos atrabiliarios de erguirse en su ataúd rotando inconcebiblemente respecto de un punto situado en sus talones). Por ello, a modo de prólogo excéntrico (por desplazado de su lugar habitual y porque, bueno, es excéntrico, ya se ve), procedo a justificarme, establecer las reglas del juego (para mí, ustedes siéntanse libres de transitar, picotear y hacer todo lo que cabe esperar de un buen lector de blogs, si tal cosa existe aún) y, de manera general, celebrar adecuadamente este relapse de un adicto. 

Itemizo, que para eso soy científico.

1. Antecedentes: fui un blogger  muy activo, pero clandestino, aficionado a los pseudónimos y a los psicodramas (una vez que uno empieza con la "pssss" ya es difícil parar), y mantuve, rozagantes al principio, agostados al final, y decididamente cadavéricos desde entonces, varios blogs de nombres resonantes (mi favorito: "La boca del caos") allá por los comienzos del siglo (de éste, no se crean).

2. Todo aquello fue producto también de uno (o varios) arrebato (s, por la concordancia de las cosas que van entre paréntesis, que son, con mucho, mis favoritas, e imagínense si el primario editor del Blogger me permitiera notas al pie...) y acabó, para ser sucinto (por una vez), como el rosario de la aurora. Me juré que nunca caería en esa vorágine de posts, respuestas a posts, espera de las respuestas, espera de las respuestas a las respuestas, textos friolentos en la perpetua madrugada de una cibernética por definición hostil y, de manera general, demasiada necesidad de atención y demasiados problemas personales que orbitaban por allí como buitres a la espera de su carroña. Literaria. Bueno, y de la otra.

3. Y sin embargo... (el sintagma más repetido de "Morgana en Duino") heme aquí, pertrechado para una nueva travesía. ¿Cuál es la excusa (la excusa para mí, ustedes ya saben: transiten, picoteen...)? Bueno, ahora ya soy eso que se llama un "autor con obra publicada" (obra en singular, pero menos da un blog), bastante más mayor, con menos problemas (u otros, pero sus órbitas son más gráciles, aunque igualmente letales, y no tienen esos cuellos pelados de los problemas de antes, que aún tenían el acné vergonzante de la cuarentena), con poco ya que perder, con bastante más sabiduría de la vida (eso me digo, vamos a ver si es verdad) y con ganas de abandonar el, no nos engañemos, ya un poquito pasadito de fecha, paraíso de los cuadernos ordenados y las pulcras caligrafías y el onanismo grafómano, y ventilar lo que se pueda la habitación cerrada del escribir, que huele a cosas familiares y por tanto hediondas.

4. Causa remota, pues: siempre fui esto, siempre fui un escritor, aunque, absurdamente, he tendido a hacer todo lo que ha estado en mi mano para que nadie lo supiera. También ha habido ratos en que he hecho lo contrario (tengo premios y esas cosas, no se crean, por ahí encontrarán mi currículum): esto va, como todo, por ciclos, o por arrebatos, que es un palabro, sí, con el que me identifico más.

5. Otra causa remota, pero algo menos: aquellas experiencias del pasado y otras algo más recientes, como Twitter, me han interesado siempre como experimentos (ya saben, soy científico, y bastante pesado, ya se van dando cuenta) en cosas de ésas de la metaficción y la autoficción y la metaliteratura y la autoliteratura y otros términos à la mode (a la mode de hace ya sus añitos, también sea dicho). Es, en última instancia, un juego, apasionante por momentos, que incluye algunas trastadas sin gran trascendencia, algunas incursiones un poco más peligrosillas en el escabroso terreno de la identidad, algunas travesuras que querría nabokovianas (loor al más grande) y, sobre todo, un gran ejercicio de manos para que no se nos anquilosen los tendones de la invención y las metáforas. Un cuaderno de trabajo, en suma, de cara al público, lo cual ofrece, para los buenos funámbulos, su puntito de excitación casi física.

6. Causa próxima, de aquí al lado, del lado del corazón: hay gente a la que quiero que me gustará que me lean, y no es fácil que lo hagan si no difundo lo que escribo. Hace poco, a una de esas personas le dije algo así: Y porque leernos los unos a los otros y hablarnos los unos a los otros de lo que leemos sirve, me parece, no sólo para establecer vínculos y alianzas, sino para que se nos hagan más llevaderas la espera de los esdrújulos, la pertinacia de la gravedad empeñada en derribar la piedra y la sorprendente capacidad del tiempo para acumular años sobre unas espaldas ya algo castigadas por las horas y los sucesos. Ahí fue donde me di cuenta de que ya no me iban a bastar más 280 caracteres (aunque seguirá el twitter, visítenlo si les viene bien, no está mal, aunque qué voy a decir yo... twitter.com/MorganaEnDuino) y que necesitaba hacer esto que estoy haciendo. Hasta que deje de hacerlo, que ésa es otra (la historia de mis espantadas bloguísticas da para otro post...), pero, bueno, aquí, ahora, se está bien, y está bien estar juntos.

7. Así pues, anoche, a horas ya un poco inconvenientes, me metí en Blogger (soy muy antiguo, y nunca aprendí a trabajar con otras herramientas más sofisticadas y modernas y ahora ya no tengo tiempo que perder en cosas de ésas: al fondo está la muerte, y no, miedo no, pero prisa sí que hay) y, de repente, me di cuenta de que en algún momento de la última década, había preparado un blog para empezar a escribir en él. Lo había olvidado. El blog estaba vacío. Le cambié de nombre (loor al más grande), espolvoreé unos textos que se me fueron ocurriendo (apuntes de mi último viaje, un fragmento de mi novela publicada, otro fragmento de un proyecto en curso...) y empecé a decirle a todo el mundo que tenía un blog, como para que no hubiera modo ya de arrepentirme ni de ocultarlo. Et voilà, la cosa está hecha. O abracadabra, por si algo de magia aún nos queda.

8. En última instancia, pues, esto es un juego, un experimento, un modo de estar juntos, un aliciente, un cuaderno de trabajo, un espacio de diálogo (no dejen de comentarme, por favor, necesito retroalimentación, y alimentación, en general, para el corazoncito) y, también, no nos vengamos arriba, una chorrada.

9. Los que me han conocido en otras épocas saben que era (soy) proclive a los decálogos, así que este punto 9 del reglamento sólo vale de enlace para poder acabar con el décimo, que dice:

10. Enrique Vila-Matas todavía tiene un blog, así que, si él lo tiene, es aún cool ser bloguero. Saludos, Enrique, aquí estamos... 😁😁 Ironía siempre ON, uno no puede ir por la vida y encima escribir sin una ironía en pleno estado de forma.

Nos leemos,


Agus


P.S. Lo de Judy Barton ya se lo contaré en otro momento, que ahora hay que trabajar... 😉



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Eso es lo que se me vino a la cabeza al leerte anoche.
Y sin embargo, bienvenida tu recaída (ya sé que relapse es más fino, pero recaída es recaída) y gracias.
Un beso, siempre (es gratis y virtual)
Alicia

AGCano dijo...

Nosotros, los de entonces, nunca fuimos los mismos... ;-)
Otro.

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